jueves, 26 de noviembre de 2015

REFLEXIÓN SOBRE LOS ATENTADOS DE PARÍS


Es lamentable que personas desalmadas y despiadadas decidan acabar con la vida de una pobre gente totalmente inocente y que no es para nada culpable de sus locuras.
Pero no se debe tener en cuenta sólo los atentados del 13-N, ya que estos atentados sólo han trasladado al corazón de Europa la barbarie con la que conviven los ciudadanos de Siria e Irak desde hace años. 
Los europeos, y con ellos el resto del mundo, deben aceptar que el islam como religión no es terrorista. 
Sin embargo, el yihadismo, y como culminación suya el ISIS, sí son una versión ultraortodoxa del islam.

París ha sufrido un terrible 13-N, como por desgracia antes lo vivieron Nueva York con su 11-S, Madrid con su 11-M, Bali con su 12-O, Londres con su 7-J… Atentados en el mundo que demuestran que el fanático terrorista no conoce límites, y que la cobardía de esos asesinos criminales y sus cómplices que odian al mundo occidental debe ser combatida con toda la firmeza y unidad por parte de las democracias del mundo. Es obligación de los dirigentes democráticos luchar de verdad contra el fanatismo. Vaya toda la solidaridad (toda, porque no hay diferencias entre París, Madrid, Nueva York, Bali,…) hacia las víctimas de la capital francesa, a las que el horror islamista ha robado su vida. La solidaridad no debe conocer fronteras; al igual que tampoco la necesaria batalla contra el macabro terrorismo.



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