Todo este tiempo ha sido una larga lista de cosas para hacer. Una tras otra las ha marcado como hechas. El llanto no estaba en la lista. Se apuntó allí él mismo. Ella no quería. Le tenía miedo. Miedo de ahogarse en él.
Y ahora, cuando ha llegado, primero era monstruoso, un tormento y una oscuridad insoportables. Pero después, después el llanto se ha convertido en un refugio, una habitacíon donde descansar, una sala de espera ante la siguiente cosa de la lista. Entonces, de pronto, una parte de ella quiere permanecer allí, en el llanto, y retrasar lo otro que tiene que ocurrir. Y entonces el llanto la abandona. Le dice: se ha acabado. Y simplemente se detiene.
Åsa Larsson
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