miércoles, 23 de noviembre de 2011

La magía de la poesía.

Cuando escuchas la palabra poesía ¿qué es lo que piensas? Apuesto a que a muchos les parecerá romántico, pero demasiado antiguo y aburrido, y a otros tantos, icomprensible y vacío de significado. Es triste pensar eso, pero la gran parte de las personas que forman ese grupo, están cansadas de escuchar que la poesía es un arte, que los jóvenes, y ahora más que nunca, no se preocupan por ello, ni por su mantenimiento. Pero apuesto a que la mayor parte de nuestra población adolescente-joven se ha reído o le ha llamado la atención aquél curioso insulto que Quevedo le expresó a la reina Isabel de Borbón, en el que decía:
- Entre el clavel y la rosa,
Su Majestad escoja.
O su desprecio a Góngora:
- Érase un hombre a una nariz a una pegado,
érase una nariz superlativa,
érase una nariz sayón y escriba,
érase un pez espada muy barbado.
[...]
Y como quien dice, quien no quiere pensar es fanático, quien no puede es estúpido, quien no se atreve, cobarde.

A la edad de las mujeres

De quince a veinte es niña; buena moza
de veinte a veinticinco, y por la cuenta
gentil mujer de veinticinco a treinta.
¡Dichoso aquel que en tal edad la goza!

De treinta a treinta y cinco no alboroza;

mas puédese comer con sal pimienta;
pero de treinta y cinco hasta cuarenta
anda en vísperas ya de una coroza.

A los cuarenta y cinco es bachillera,

ganguea, pide y juega del vocablo;
cumplidos los cincuenta, da en santera,

y a los cincuenta y cinco echa el retablo.

Niña, moza, mujer, vieja, hechicera,
bruja y santera, se la lleva el diablo.

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